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Nos trasladamos a un campo de naranjos en la partida rural de Bacarot para conocer la novedosa tecnología que ofrece una de las empresas vinculadas al Parque Científico de Alicante. Se trata de Weitec, una compañía que brinda soluciones técnicas dirigidas al sector agrícola. Su CEO, Mario Quesada, nos explica sobre el terreno cómo monitorizan los cultivos a través del uso de drones para obtener datos que ayuden a la gestión de los campos, así como ofrecen sistemas de energías renovables para hacer más rentables las explotaciones agrarias.

Pregunta: ¿Podrías contarnos que es Weitec?

Mario Quesada: Somos una start up alicantina en la que nos dedicamos a acerca la innovación y la transformación digital al sector agrícola, principalmente a las pequeñas y medianas explotaciones agrícolas.

P: ¿Qué productos ofrecéis al mercado?

Mario Quesada: Nuestro principal producto es la agrotecnología, es decir, la gestión de los cultivos a través de los datos y la información. Esto lo conseguimos captando datos a través de sensores, drones e imágenes por satélite, analizándolos y ofreciendo predicciones o acciones a realizar. Paralelamente, ofrecemos servicios complementarios a través de nuestros partners, como pueden ser las instalaciones fotovoltaicas o de energías renovables, instalaciones solares flotantes, aplicación de tratamientos con drones, o nuestra última incorporación, la tecnología agrovoltaica, que combina la generación de energía renovable y cultivos.

P: ¿En qué puede ayudar la tecnología a un sector tan tradicional como la agricultura?

Mario Quesada: Al igual que en otros sectores, la tecnología puede aportar mucho valor y especialmente cuando hablamos de un sector tan tradicional como el agrícola. Esto se debe a la gran diferencia de implantación que existe en la actualidad y queda mucho camino por recorrer. Gracias a la tecnología, podemos decir cuál es el estado de los cultivos, cuál es el estado del suelo y, en general, conocer el estado de salud de nuestras plantaciones.

Actualmente, se toman decisiones en base a una serie de parámetros de referencia, la experiencia y lo que somos capaces de percibir con nuestros ojos. Sin embargo, aplicando tecnología podemos ver tanto a nivel de raíces, de suelo, como el estado de salud general de nuestros cultivos. Pero no solo de uno, sino de toda la plantación, gracias a esas imágenes aéreas que podemos tomar, ya sea con satélite o con dron.

Además, nuestra capacidad de vuelo nos permite obtener una gran cantidad de datos y extrapolarlos con la misma variedad de cultivo, pero en diferentes ubicaciones. De forma que tenemos más información y con ello podemos tomar mejores decisiones.

P: ¿Cómo conseguís llegar con vuestros drones a cualquier lugar?

Mario Quesada: El principal problema que tienen los drones es que se necesita acudir a los lugares para poder volarlos. Durante los dos años que llevamos trabajando, hemos desarrollado un protocolo y unos sistemas para poder gestionarlos y pilotarlos en remoto. Esto supone que es indiferente dónde esté la cooperativa o el grupo de agricultores, que nosotros podemos tener un dron ubicado y conectarlo desde nuestra oficina para operar, por lo que podemos llegar a cualquier ubicación geográfica sin necesidad de desplazamientos.

P: Estamos ante un aumento de las soluciones Agritech en el mercado, ¿qué os diferencia?

Mario Quesada: Nuestra mayor diferenciación es, por un lado, nuestro equipo, ya que todos somos agricultores o tenemos familia agrícola, por lo tanto, conocemos bien las necesidades del sector y que se espera del producto final. Por otro lado, otro aspecto que podemos destacar es la calidad de los datos y la capacidad de predicción. Gracias a nuestros vuelos de drones, somos capaces de tener datos a una mayor resolución, pasamos de fotografías de imágenes por satélite a fotografías de imágenes con drones y, sobre todo, ofrecemos predicciones y recomendaciones a los agricultores y sus equipos técnicos sobre las acciones a realizar.

P: ¿Podrías contarnos algún proyecto reciente que hayáis desarrollado?

Mario Quesada: Uno de nuestros proyectos más recientes, en el que estamos actualmente trabajando, es junto a la universidad. En él, estamos haciendo inventario de brevas, así como de su punto de maduración. Con nuestro vuelo de drones podemos saber la cantidad de producción que se espera y el punto idóneo de recolección.

P: ¿Por qué decidís vincularos a PCA?

Mario Quesada: La decisión de vincularnos al Parque Científico de la Universidad de Alicante fue clara desde el primer momento, sobre todo por el apoyo que nos brinda en la parte de comunicación, en la búsqueda de financiación y en los acuerdos con empresas y entidades estratégicas para nuestro negocio.

P:  Habéis abierto una ronda de inversión, ¿cuál es vuestro objetivo?

Mario Quesada: Nuestro objetivo con esta ronda de inversión es captar 300.000 euros con el objetivo de poder desarrollar un producto mínimo viable capaz de salir al mercado y así poder demostrar que somos capaces de desarrollar la tecnología y que es escalable.

P: ¿Podrías hablarnos de vuestros planes a medio y largo plazo?

Mario Quesada: Nuestros planes pasan, a corto plazo, por finalizar la ronda de inversión; a medio plazo, por lanzar un producto comercial con capacidad de desarrollo nacional; y, a largo plazo, por escalar a nivel internacional nuestra tecnología, principalmente a países africanos, cuenca mediterránea y Latinoamérica.

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Quiso ser matemática, pero acabó decantándose por la ingeniería química. Tras finalizar su tesis y el nacimiento de su hija, le surgió la posibilidad de crear y liderar una empresa de base tecnológica. Aceptó el reto porque le atraía la idea de trasladar del laboratorio a la industria la tecnología basada en nanomateriales de carbono, en la que había trabajado durante su doctorado.

 
Así, en 2015 nació Applynano, una empresa con un equipo técnico formado mayoritariamente por mujeres, especializada en el desarrollo y fabricación de productos basados en grafeno y otros nanomateriales de carbono. Actualmente, además de ser la CEO de Applynano, es profesora asociada de la UA, lo que le permite compaginar todos sus intereses: la ciencia, la ingeniería y la docencia.
Originaria de un pequeño pueblo de montaña del sur de Italia, creció en el campo, donde aprendió a amar a los animales. Su formación mixta, por un lado, en Cine y Medios y, por otro, en Ciencia e Ingeniería de Datos, hace que se sienta cómoda cuando puede desarrollar simultáneamente sus dos facetas: las artes y las ciencias.

 
En su investigación en la Fundación ELLIS, estudia las posibilidades culturales, sociales y artísticas de la Inteligencia Artificial, concretamente en el efecto que las redes sociales tienen en la vida de las mujeres y la forma en que son percibidas en el ecosistema cultural. Más concretamente, analiza el impacto de la IA en las mujeres en el éxito político, la percepción corporal y la expresión artística..
Desde su primer contacto con la ciencia en el instituto, tuvo claro que su futuro académico y profesional iba a estar marcado por ella. Curiosamente, el mar le aterraba y atraía a partes iguales, sin embargo, decidió estudiar Ciencias del Mar en la UA. Durante su formación, descubrió que el océano estaba lleno de recursos con múltiples aplicaciones potenciales, pero que una mala gestión puede desencadenar un desequilibrio entre ecosistemas y acabar en importantes desastres naturales.

 
La oportunidad de emprender surgió casi de la nada al terminar su trabajo final de máster. Desde marzo de 2021, ocupa el puesto de Chief Sustainability Officer en Mediterranean Algae, donde desarrolla la actividad de cultivo de macroalgas autóctonas del Mediterráneo y de sus extractos desde las directrices de economía circular y sostenibilidad.
Tras formarse en Ingeniería Química en la UA, se doctoró en diseño de procesos y productos. Ha investigado y trabajado en áreas como el tratamiento de aguas residuales, la valorización de residuos industriales o la recuperación de materiales plásticos en la industria.

 
Actualmente, desarrolla su carrera profesional en Fych Technologies, una empresa nacida tras años de investigación sobre el reciclaje de plásticos en la UA. Desde aquí, estudia los numerosos retos a los que se enfrenta el sector del reciclaje en su camino hacia la economía circular como son los materiales multicapa, los olores no deseados y la presencia de contaminantes. Como resultado, la empresa ha desarrollado varias tecnologías innovadoras destinadas a aumentar las tasas de reciclaje, mejorar la calidad y ampliar el mercado de productos reciclados.
Su afición por la ciencia comenzó desde muy pequeña. Aunque con dudas, eligió la Ingeniería Química como opción para continuar sus estudios universitarios y hoy puede confirmar que es una de las mejores elecciones que tomó en su vida. Descubrió su pasión por la investigación realizando el trabajo final de máster en Ingeniería Química, y en su segundo año de doctorado tiene clara su finalidad como investigadora: contribuir a la mejora y el bienestar de la sociedad.

 
Desarrolla su investigación de doctorado en el Instituto Universitario de Ingeniería de Procesos Químicos, concretamente en el Grupo de Investigación Residuos, Energía, Medio Ambiente y Nanotecnología (REMAN). Su objetivo es conseguir elaborar un biopolímero en base de almidón termoplástico (TPS) capaz de reemplazar a los plásticos convencionales derivados del petróleo.
Descubrió su pasión por la ciencia y la ingeniería durante sus estudios en la UA, aunque reconoce que es una carrera dura y exigente. Tras varios años como investigadora, comienza a estudiar el reciclaje de plásticos con el objetivo de mejorar los procesos convencionales y aumentar la calidad del plástico reciclado y continúa trabajando en el grupo de investigación Ingeniería para la Economía Circular.

 
Funda Fych Technologies, una empresa que nace con el objetivo de transferir el conocimiento generado en la Universidad a la industria. La misión de la firma es continuar investigando para aportar soluciones tecnológicas al tratamiento de residuos. Actualmente se han trasferido dos patentes, una sobre envases multicapa y otra sobre eliminación de olores de los plásticos reciclados utilizando vapor de agua.
Se graduó en Ingeniería de Telecomunicación como número uno de su promoción y ha roto infinidad de techos de cristal como profesional: fue la primera directora científica mujer en Telefónica I + D, la primera directora de Investigación en Ciencias de Datos en Vodafone a nivel mundial y la única investigadora española reconocida por el ACM como Distinguished Scientist y Fellow al mismo tiempo. En 2017, fue nombrada una de las 11 personas más influyentes en Inteligencia Artificial en el mundo por Pioneering Minds y en 2021 ha sido galardonada con el Premio Rei Jaume I en Nuevas Tecnologías.

 
Es cofundadora y directora de la Fundación ELLIS Alicante, organización ubicada en el PCA, que se dedicada a abordar desafíos fundamentales en Inteligencia Artificial. Ha desarrollado 41 patentes y, además de su trabajo científico, dedica parte de su tiempo a inspirar a los jóvenes y, especialmente a las chicas, a estudiar carreras tecnológicas.
Siempre se interesó por saber el por qué o cómo suceden las transformaciones de la materia que nos rodea. Los estudios en Química que desarrolló en la UA terminaron de despertar en ella la vocación por dicha disciplina, sobre todo la aplicada al ámbito medioambiental y al de los tratamientos anticancerígenos. Vocaciones que consolidó con un Máster en Química Fina y Molecular; donde dio comienzo a su investigación en el ámbito de los fármacos anticancerígenos.

 
Actualmente, trabaja en el Instituto Universitario de Ingeniería de los Procesos Químicos, concretamente en el grupo de Residuos, Energía, Medioambiente y Nanotecnología (REMAN) y, a su vez, como colaboradora de la empresa Solublion. Su objetivo es la obtención de materiales termoplásticos biodegradables con base de almidón para diferentes aplicaciones como el sector de los embalajes, entre otros, con el fin de disminuir la contaminación ambiental y los productos tóxicos; desarrollando su investigación en el ámbito de la química verde.
Licenciada en Biología por la UA y doctora en Bioquímica, tuvo su primer contacto con el mundo científico desde una perspectiva empresarial gracias a una beca en Gante (Bélgica). Su experiencia de más de 18 años se centra, principalmente, en microbiología y biología molecular aplicada al diagnóstico medioambiental.

 
Consciente de que la investigación se puede convertir en una solución a las necesidades empresariales, en 2019 asumió el cargo de directora de innovación en Labaqua, donde gestiona un departamento transversal que da soporte a las distintas líneas de negocio de la empresa, desarrollando y validando nuevas tecnologías adaptadas a la necesidad de un mercado cada vez más exigente, el medioambiental. Además, gestiona las colaboraciones con centros tecnológicos, universidades y empresas privadas. Durante su carrera, ha podido compaginar el trabajo en el ámbito empresarial con la participación en publicaciones científicas y proyectos de investigación que han permitido dar a la compañía un gran valor científico-técnico.
Lleva trabajando 18 años con organismos que no se ven, microorganismos, para solventar problemas en cultivos. Daños que no sólo son visibles, sino que producen mermas muy importantes, poniendo en jaque a la agricultura. Siempre tuvo claro que trabajar para una empresa era su futuro, aunque nunca llegó a pensar en montar una. La vida la encauzó hasta Glen Biotech, la primera empresa de base tecnológica de la Universidad de Alicante. La tecnología que desarrolló a través de su tesis fue la que dio origen a ese proyecto.

 
Desde entonces, han pasado han pasado 12 años, en los que se ha enfrentado a un registro de sustancia activa a nivel europeo, a escalar e industrializar un proceso de fermentación de microorganismos, a dirigir un equipo de personas jóvenes que salían de la universidad con poca o nula experiencia en la empresa. Ahora trabaja desde Glen Biotech dentro de la multinacional biotecnológica Symborg.