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¿Por qué hacer una mentoría?

Uno de los hechos que me llevó a escribir mi libro: “Cero Accidentes: Una Utopía” fue una anécdota ocurrida en una conferencia de Javier Solana. Por aquel tiempo habían creado la cátedra ESADE Geopolitics con él como director.

Se acababa de jubilar de uno de sus cargos en la Unión Europea y le propusieron el proyecto Geopolitics, que aceptó.

Quiso el destino que coincidiera con él en uno de los corrillos que se hicieron al final del acto con una copa de cava en la mano. Una de las personas se atrevió a preguntarle: “Javier ¿cómo es que no te jubilas ya, con el pastón que debes de haber ganado estos años en puestos tan importantes a nivel internacional y te complicas la vida continuando como profesor?

Javier Solana sonrió y le dijo: “He tenido la suerte de tener una vida profesional muy intensa y fuera de lo común con responsabilidades y experiencias que nunca había imaginado. De hecho, la sociedad me ha dado mucho y me parece justo que yo le devuelva a la sociedad una parte de lo que me dio compartiendo con los jóvenes todas mis experiencias útiles, para que les sean útiles a ellos””

Su comentario me impactó y fue el último empujón que necesité para pensar que, salvando las enormes distancias, yo también había tenido una vida profesional con una trayectoria que de joven nunca imaginé cuando era un voluntarioso y tenaz estudiante, hijo de un carpintero, que no podía imaginar llegar a ser director general en España de una multinacional. Si mis 42 años de experiencia podían ser útiles a los demás, especialmente en el tema Seguridad y Cultura Preventiva, ¿por qué no hacerlo?

Mi ocupación en la mentoría tiene exactamente el mismo razonamiento. Si mi experiencia puede ser válida para jóvenes que son el futuro de nuestra sociedad, ¿por qué no hacerlo?

Las empresas de nueva creación y los proyectos de emprendedores son liderados a menudo por personas sin larga experiencia laboral. También es muy habitual que sus recursos económicos sean limitados y les impidan acudir a las fuertes minutas de las consultorías especializadas. Es aquí cuando una mentoría toma relevancia, al ser un apoyo altruista o sin coste para el emprendedor con una persona experimentada.

No hay que confundir al mentor con un consultor. Un mentor debe acompañar al proyecto y guiar los pasos que se vayan dando sin tener una labor ejecutiva en los distintos pasos de este. Puede llegar a aconsejar algún consultor en temas concretos y supervisar su trabajo, pero no realizarlo.

Un punto importante es conseguir la confianza de los emprendedores y que realmente sigan sus consejos y pautas. Al no haber una relación de jerarquía, ni un vínculo cliente/proveedor, puede menospreciarse la labor del mentor, sin tener en cuenta que si la está haciendo es porque realmente quiere hacerlo, y porque cree en el proyecto.

Por pequeño que sea el proyecto se debería de tener siempre un plan de futuro, business plan o plan estratégico con pautas de tiempo establecidas para cada etapa, que será la biblia del proyecto que nos permitirá saber si somos fieles a la idea inicial y corregir desvíos si los

hay, incluso nos puede ayudar a cambiar el rumbo del proyecto si así se considerase conveniente.

El apoyo del mentor en el guión básico del plan, no en su redacción, es importante para no olvidar ningún punto esencial del proyecto. Un buen mentor también sabrá motivar, desafiar a los emprendedores y ser su soporte emocional, cuando sea necesario

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