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Hasta no hace muchos años, desconocía el significado de la palabra “intraemprendedor”; y hasta después de tener la suerte de trabajar en el programa de intraemprendimiento de una gran corporación, no me di cuenta de que yo también lo era. Haber creado desde cero un nuevo departamento en uno de mis primeros trabajos, proponer una nueva metodología de trabajo en mi equipo cuando las metodologías ágiles empezaban a hacerse conocidas… o simplemente cuando decidí fabricarme una mesa de diseño para mi comedor sin conocimientos de bricolaje; me convertían en un emprendedor. Puedo decir que soy un emprendedor “con matices”; juego con la ventaja de que afronto un riesgo menor y cuento con recursos y apoyo a los que muchos emprendedores no tienen acceso cuando se lanzan a una nueva aventura. Aquí es donde programas como “Startup Innovation” del Parque Científico de Alicante juegan un papel tan importante, especialmente en el soporte a la transferencia de tecnología desde las Universidades.

Durante mi experiencia trabajando en Innovación y transferencia tecnológica dentro de la Universidad de Salamanca, pude comprobar el talento e ideas que existen dentro de las universidades españolas. Y el hecho que muchas veces estas ideas no llegan al mercado porque no cuentan con el apoyo económico u organizativo que necesitan… o simplemente no saben por dónde empezar.

Cuando mis amigos de “Área 101” me ofrecieron la posibilidad de unirme al proyecto de “Startup Innovation”, no lo dudé ni un momento. En ocasiones he escuchado que los mentores de startups o spin-offs deberían ser otros fundadores de startups o spinoffs, porque ellos se han enfrentado a los mismos retos que se van a encontrar las empresas a las que mentorizan. Estoy muy de acuerdo, pero también pienso que no solo ellos pueden jugar un papel importante como mentor. En mi caso particular creo que mi experiencia de más 20 años como profesional en pequeñas, medianas y grandes empresas en sectores como el retail, moda, energía, alimentación o educación puede aportar un gran valor. En mi trabajo como mentor o coach intento ponerme diferentes “sombreros”: el de un posible inversor, para analizar qué me atrae de una empresa y equipo para que me decida a invertir en ella; como cliente del producto o servicio, pensando qué me haría convertirme en un “early adopter” o en un cliente recurrente; y también como miembro del equipo, identificando qué es lo que funciona y se debería potenciar y qué no funciona y se debería mejorar. También contribuyo aportando “unos nuevos ojos”. No estar involucrado en el día a día de la empresa, te ayuda a proponer alternativas y cuestionar ciertas decisiones y formas de trabajo. Trabajar en Innovación dentro de una corporación te ayuda a aprender a presentar tus ideas de forma clara y precisa para lograr “venderlas”; una habilidad que cualquier emprendedor necesita dominar. Y no nos podemos olvidar de nuestra red de contactos, dentro y fuera de nuestras organizaciones; que es un recurso al que no muchas pequeñas empresas tienen acceso en sus inicios.

Aunque no es solo lo que puedo aportar como mentor si no también lo que yo gano, que es mucho. Tener el privilegio de trabajar con mentes inquietas que creen en sus ideas y están dispuestas a trabajar duro para sacarlas adelante. Intercambio de conocimiento, así como nuevas formas de pensar y trabajar, que enriquecen mi experiencia profesional. Y algo también muy importante, nuevas amistades conectadas por una pasión común que es la innovación.

“Área 101” y “Parque Científico de Alicante” están haciendo un gran trabajo con este programa y espero que sigan ayudando a muchos emprendedores valientes.

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